VÁLVULAS ESPECIALES PARA TEMPERATURAS EXTREMAS

Jorge Jiménez • 24 de octubre de 2025

Materiales de baja temperatura: ASTM A352 Grado LCB vs LCC — ¿cuál elegir?

En la selección de válvulas y accesorios para servicios de baja temperatura, la diferencia entre un material y otro puede definir el rendimiento, la seguridad y la vida útil del sistema. En este contexto, los aceros al carbono fundidos bajo la norma ASTM A352, en sus grados LCB y LCC, son dos de las opciones más utilizadas por las industrias que trabajan con fluidos sometidos a condiciones térmicas exigentes.


Ambos grados están diseñados para servicios a baja temperatura, con capacidad de operación aproximada hasta –46 °C (–50 °F). La diferencia principal radica en su composición química y en sus propiedades mecánicas.

El Grado LCB presenta un contenido máximo de carbono de 0,30 %, ofreciendo un excelente desempeño en sistemas de baja temperatura estándar. Por su parte, el Grado LCC, con 0,25 % máximo de carbono, proporciona mayor resistencia mecánica y mejor comportamiento al impacto, lo que lo convierte en una opción preferida para condiciones más severas o cuando la norma del proyecto lo exige expresamente.


En la práctica, ambos materiales son adecuados para aplicaciones industriales donde el control térmico y la resistencia a la fragilización por frío son determinantes, como en plantas petroquímicas, refinerías, estaciones de gas, centrales energéticas e instalaciones de procesamiento criogénico.

Sin embargo, cuando las especificaciones apuntan a mayor presión de trabajo, choques térmicos o temperaturas más extremas, el uso del Grado LCC aporta un margen adicional de seguridad y durabilidad frente al LCB.


En Ferretería REINA, somos conscientes de que cada proceso industrial requiere materiales que respondan a su entorno de operación. Por eso, ofrecemos válvulas y accesorios certificados bajo norma ASTM A352 con trazabilidad completa, asegurando desempeño confiable en condiciones de baja temperatura.


Contar con la especificación correcta no solo garantiza continuidad operativa, sino que también optimiza el costo total del ciclo de vida del sistema.

En cada elección de material, la precisión técnica marca la diferencia.